jueves, 7 de enero de 2010

Mi Dios

[Nada más que pensamientos... en bruto.]

Mi Dios es un dios de amor, está lejos de ser un Dios airado y castigador. Mi Dios se hizo hombre hace mucho y vino a mostrarse a través del rostro de Jesús. Mi Dios no "pagó mi precio", porque él no buscaba pagas, no estaba sediento de sangre ni mucho menos, mi Dios se entregó por amor, por amor a mí, para que por fin lo conociera de verdad y supiera que ni aún en las peores Él me abandonaría, para mostrarme que es más poderoso que todo y que todos, incluso más poderoso que la muerte, que para nosotros es infranqueable.

Mi Dios me enseñó a temerle lo que, lejos de significar miedo, significa respeto. No quiere castigarme, quiere amarme y educarme, le interesa que yo crezca, que me supere, y que cumpla con mi propósito en esta enorme obra de amor que no entiendo aún que fin tiene.

Mi Dios no es un dios terrorista, es un Dios de amor. No creo en él por miedo a un castigo eterno ni a cambio de un premio deseado; creo porque me ama y porque me lo demuestra.

Dios no es un dios de imagen de padre autoritario y castigador, mi Dios en un padre que enseña, que enseña con amor. Mi Dios implica disciplina, que en su más puro significado se refiere a enseñar desde el ejemplo, desde el ejemplo de Jesús.

Mi Dios no es un dios discriminador, es un dios inclusivo, es un dios para todos. Mi Dios no puso a algunos sobre otros, nos hizo a todos iguales, ninguno es menos que otro.

Mi Dios no es autoritario, nos regaló la libre elección. No es egoísta, es para todos...

Mi Dios vino a mí a través de Jesús, y se mostró en su rostro invitándome a seguirle, no a "aceptarle". Mi Dios no pretende obligarme a creer en Él por miedo; me invitó a seguirle con amor.

Nunca acepté mi condición de pecadora infame, ni me reivindiqué por "mi condenación eterna"... yo simplemente supe que muchas cosas que hacía estaban mal, y decidí seguir la doctrina de Cristo, la doctrina del amor. Y Dios me mostró su amor y yo lo reconocí en él... no le conocía, pero Él me invitó a establecer una relación... -En el camino vemos, tú sólo sígueme...-, sentí que me dijo.

Y así ha sido, desde el momento en que decidí seguirle mi vida cambió... porque ahora me mueve el amor, el amor a Él, y a todo y a todos...y sé que estoy en lo correcto. Cada día lo conozco más, y cada día me sorprende más. Y hay mil cosas que todavía no comprendo... pero que Dios me enseñará en el camino; porque mi Dios me recibe con todas mis interrogantes y jamás se enoja a causa de mis dudas.

Yo no soy de los que creyó por miedo, miedo al infierno ni por deseos de vivir por siempre. La vida eterna es un misterio para mí, Dios no me ha contado nada de ella por ahora [respecto al tema siento que me dijo "de nada sirve preocuparse", ver la parábola] ...y no me importa, porque al vivir con amor está todo saldado... y los que dejan huella, viven por siempre.

Yo creo en un Dios de amor, un Dios del que no puedo hablar demasiado, porque me falta mucho por conocer. Un Dios que siempre está conmigo, que me apoya, que me orienta. No me abandona, siempre está.

Y el camino de Cristo, el camino del amor, no es fácil... difícil dejar el egoísmo, dejarse uno de lado y pensar en lo más conveniente para los demás y para todos. Y me equivoco, me equivoco tanto que la imagen de Cristo queda por el suelo. Pero a Él no le importa, a pesar de que me haya equivocado para con los suyos y para con su creación, a pesar de que haya dañado... y me arrepiento, y deseo no haberlo hecho, y me recibe y me ama nuevamente y para siempre... como si nada hubiese pasado nunca, porque mi Dios es un dios de amor; Él perdona y olvida.

Mi Dios es amor, y en la perfección del amor es justo, verdadero, es justicia, es igualdad...

Mi Dios me regaló grandes regalos, me regaló vida, me regaló la capacidad de elegir y discernir (libre albedrío), y me regaló su amor.

Mi Todopoderoso es el Dios único, el real. Me invitó a ser parte de su obra con amor y acepté, y hoy estoy a la espera del propósito que concibió para mí en el principio. Un propósito que si lo busco, sin duda lo encontraré, porque mi Dios no se esconde.

Mi Dios es un Dios justo, uno que desea lo mejor para su pueblo, uno que reparte bien, y que obra con justicia.

Mi Dios es un Dios que vino a este mundo, que se hizo debilidad humana y que nos mostró el camino, un camino de práctica (no teoría), un camino en el que lo que importa son las personas. Mi Dios hace su obra aquí, en el mundo real; aquí y ahora.

Yo no soy de los elegidos, soy igual que todos... porque Dios nos amó, nos ama y nos amará a todos de igual manera.

A mi Dios le hablo, y Él me escucha. Le pido que me aconseje y lo hace. No siempre sus caminos son los míos, pero estoy dispuesta a oír su voz y a obedecerle, porque siempre sus planes son mejores que los míos.

No soy una gran persona (estoy lejos de eso!) pero todos los días me despierto intentando (con todo el corazón) ser mejor que ayer, con ganas de acercarme más a Cristo, con ganas de ser más consecuente, más solidaria, menos orgullosa, más humilde. Por eso me siento cristiana, porque sin ser mejor que nadie intento superarme todos los días y vivir según la doctrina del amor.

Y Dios me acompaña, me acompaña todos lo días de mi vida.


Yo, la que intenta seguir a Jesús...

1 comentario:

Unknown dijo...

Amada mía,

Me permito destacar dos parrafitos que fueron los que más me gustaron:

"...el camino de Cristo, el camino del amor, no es fácil... difícil dejar el egoísmo, dejarse uno de lado y pensar en lo más conveniente para los demás y para todos. Y me equivoco, me equivoco tanto que la imagen de Cristo queda por el suelo. Pero a Él no le importa"

"...hoy estoy a la espera del propósito que concibió para mí en el principio. Un propósito que si lo busco, sin duda lo encontraré, porque mi Dios no se esconde."

Reconozco en ellos eternas conversaciones que hemos tenido en el mirador natural que da hacia la bahía de Concepción. Yo también tengo la imagen de Cristo en el suelo; soy con suerte un proto-cristiano. ¿Sabes?, a veces siento que mi forma tan deductiva de pensar me juega en contra, me complica... quisiera ser más arrojado.

Yo también ando en busca de un propósito... pero de un propósito día a día, el propósito mayor lo encuentro integrando hacia atrás :o)

Te amo preciosa. ¿Vas al mirador conmigo a conversar?

Tu Marcelo.