jueves, 31 de diciembre de 2009

Adiós 2009, Bienvenido 2010



[Hace 2 años escribí algo en este mismo espacio, lo de hoy es muy parecido... salvo que estoy más vieja y menos "wena"... y digo menos "wena" porque cada día al crecer, me percato de que también me hago más pequeña. Mientras más grande concibo el universo, más pequeña me siento yo. Los más fuertes, siempre son los más débiles; los más débiles, los más fuertes. Así también mientras más conozco, más crece lo que conozco que no conozco.]

El 2009 horrible en cuanto a logros, ninguna cosecha, eso desanima a quién acostumbra cosechar. De puras amarguras, "por ahora"... tiempo de esperar en Él, creo humildemente, y esperar es siempre difícil. Pero también tiempo de afiatar relaciones, con los amigos y con Él, con ese Jesús de quien nos hemos enamorado hasta "los pies".

Y cito a mi Marcelo -Dos mil nueve... no fuiste muy gentil conmigo, pero te despido con respeto; anda a tomar tu lugar en la historia. Espero conservar las lecciones aprendidas de por vida, y comprender más adelante, mirando desde un lugar más alto, lo que hoy me parecen desventuras-.

Y se viene el 2010. Nueva etapa, nuevas sorpresas, nuevos olores, nuevos sabores, nuevas texturas, más desafíos. Como siempre, tengo varios planes/deseos para este nuevo año (¡no me alcanzará la vida!, como dice mi madre). Esta vez son de crecer, de crecer, de crecer, de amar, de amar, de amar. De ser más como TÚ. Espero que los planes que salgan a mi encuentro se traslapen con el camino que fue planeado divinamente para mi vida, mi misión primera, mi propósito.

Entonces lo repito, como hace dos años atrás. Mis mejores deseos para este nuevo período que comienza. Una nueva oportunidad para empezar de nuevo, para superarnos, para ser mejores, para progresar. Es curioso que el Grandioso nos regale infinitas oportunidades de cambio, de superación...creo que el amanecer de cada día simboliza en cierta medida esas infinitas oportunidades, o la resistencia tal del ser humano que le permite levantarse al caer, el renacer de las estrellas, la recuperación de las enfermedades, el despertar después de un largo sueño, el sentimiento de perdón...

Sigo soñando, sigue soñando, sigamos soñando. Porque este mundo pronto va a ser como lo soñamos (más justo, más libre, más solidario, más humano) y para eso hay que trabajar.

Un abrazo, el correspondiente abrazo.


Carla, la de siempre (salvo que menos "wena").

PD: ¡Lista para las aventuras! ...como siempre, Marcelo mío.

martes, 1 de diciembre de 2009

La palabra

[Nada más tengo ganas de compartir mi poema favorito... Neruda, grande entre los grandes...]

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío…

Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.