viernes, 17 de abril de 2009

Discurso Graduación EMPRENDO 2009


Discurso Carla Coronado, Graduación EMPRENDO – 17 abril de 2009


Quisiera saludar, primeramente, al Sr. Rector, al estimado profesor Pedro Vera, a las autoridades presentes, a mis queridos profesores, a las visitas, a mis compañeros y amigos, y de forma especial, a mis padres, que hoy se encuentran presentes:

Carla Coronado Leiva, ése es mi nombre.

Actualmente soy una estudiante de sexto año de Ingeniería civil Electrónica y curso en paralelo el Magíster en Ciencias de la Ingeniería Eléctrica. Estoy aquí para dedicarles unas breves palabras, para hablarles del tan querido EMPRENDO.

Sin duda es un programa que impacta, no sólo por las estadísticas y evidencias que manifiesta, sino también por la nueva visión que propone. Se plantea una nueva forma de formar. Se explican las bases de un nuevo modo de ver la vida. La razón por la que escribo estas líneas se sostiene en el impacto que causó en mí el motivo de un equipo de personas para hacer emprendimiento educando emprendedores. Más allá de una alternativa laboral, de la posible ranura a la riqueza, de una asignatura complementaria o de expandir la economía; la verdadera razón de cultivar el emprendimiento. Así es que, he titulado este escrito El porqué del emprendimiento.

Un tarde de verano, en los albores de la niñez, una profesora me explicó la importancia de la historia en la vida. Fue un concepto que cambió mi perspectiva minúscula de niña pequeña. Con o sin percatarse esa mujer de duro carácter, ya entrada en años a mi parecer de entonces, me abrió los ojos y me ató un par de alitas a la espalda. Ése día, atónita, perpleja, contemplé cómo mi vida cambiaba en torno a un simple concepto. Estudiamos historia para aprender de nuestros ancestros, de su experiencia y de los errores del pasado, para evitar cometerlos de nuevo.

De ésas experiencias he vivido muchísimas. En casa y en los centros de desarrollo a los que he asistido a lo largo de mi proceso de formación. Muchas veces me han abierto los ojos y las puertas a un mundo nuevo. Cada segundo, cada día, cada etapa de la vida, me enseña nuevas perspectivas, me abre el camino y modifica mi modo de andar. Un día me colé en una clase ajena en la que me explicaron un concepto visionario; la vida es como una esfera, una burbuja, una atmósfera que te rodea, al principio esta atmósfera esférica que te circunda tiene poco radio, pero cada vez que aprendes, que vives una nueva experiencia, esta atmósfera se expande inequívocamente -cada vez que aprendes algo tu universo se expande, tu visión se amplía, y te surge la necesidad de adquirir más y más conocimiento-. Hoy, el profesor Pedro Vera resume este concepto: se aprende para ampliar la capacidad de aprender y se cambia para ampliar la capacidad de cambiar. Pero, la pregunta es, ¿para qué tanto conocimiento? ¿qué es lo que necesito cambiar?

Aunque parezca increíble contrasto esto con lo que creo es la misión y el porqué del ser humano en este mundo; aportar al bien común. Un gran maestro intentó explicarlo hace muchísimos años atrás ?ama a tu prójimo como a ti mismo? decía. Ésa, querido lector, es la clave del bien común, de la perfecta armonía de esta obra maravillosa que es la humanidad y su entorno. Otros maestros de la historia lo han enseñado también y han luchado por la perfecta armonía de los pueblos. El gran visionario Carlos Marx sugirió el socialismo científico, notable filosofía que se construye entorno a una sociedad primeramente solidaria. Voltaire, Russo y Montesquieu lucharon por la democracia en Francia, política planteada en la antigua Grecia que constituye el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Hoy, muchos siguen luchando. No hay que ser cristiano, ni socialista, ni revolucionario (atributos que sí tengo) para comprender el objetivo de las sociedades y los gobiernos de hoy; lo que nos sustenta es aportar al bien común.

Se busca el bien común. Se busca la democracia como estilo de vida. Se busca el respeto y la solidaridad, respeto y solidaridad que carecemos. Necesitamos perseguirlos hasta encontrarlos. Con el estilo que se ha llevado ya no funcionó. El modelo económico no sirve. Necesitamos uno nuevo. Para descubrirlo, necesitamos cambiar nuestro clásico estilo egoísta de actuar y nuestro asqueroso estilo egocéntrico de pensar. Necesitamos cambiar para comprender que es lo que nos hace falta cambiar. Necesitamos aprender para poder aprender aún más. Necesitamos mirar con otros ojos desde una nueva perspectiva. El mundo, nuestro mundo, está evolucionando. Algún día, más temprano que tarde, dejará de desentenderse de la injusticia, el atropello y el abuso. Necesitará nuevos actores. Estamos viviendo una verdadera revolución y está en nuestras manos ser los protagonistas de ella. Poco a poco se ha ido tomando conciencia de que se debe cambiar. Nos hemos percatado de que no estábamos avanzando y que para avanzar necesitamos un nuevo enfoque.

La sociedad de hoy no es la de antaño. El medio demanda nuevos y mejores profesionales, nuevas y mejores personas. Ya no tienen cabida los profesionales que son sólo especialistas técnicos. Ahora se buscan profesionales con nuevas competencias ?además de aquellas vinculadas directamente a la especialidad disciplinaria y al conocimiento técnico? relacionadas con el desarrollo personal, el entorno y la sociedad. La sociedad que se necesita, la que el mundo está demandando está formada por profesionales integrales. Personas capaces de conocerse, insertarse y realizarse conforme a sus emociones, a sus sueños y a sus aspiraciones en este escenario cambiante. Se buscan personas distintas. Se necesitan personas distintas. El perfil que se busca se ha llamado emprendedor.

Algunos definen emprendedor como una persona, con suficiente autoconocimiento, motivada e informada, para desarrollar sus sueños en forma proactiva e innovadora en los distintos ámbitos del quehacer económico y social, con competencias y habilidades para trabajar en red con otros y producir impactos positivos con su accionar. Un emprendedor constituye una persona y un profesional integral.

Nuestra sociedad, nuestro entorno inmediato necesita emprendedores. Queremos un Chile mejor. Un Chile desarrollado. Una nación más justa y solidaria, donde todos los ciudadanos vivan libres con garantía y respeto pleno de sus derechos. Chile nos necesita. Chile necesita emprendedores. El emprendedor no sólo es una persona de formación integral, visionaria y luchadora, sino un perfil profesional capaz de sacar un país de la injusticia y el subdesarrollo. Nuestra nación necesita profesionales que, con su formación, creen nuevos empleos, gestionen influidos por buenos valores y nos conduzcan al desarrollo, no me refiero al egoísta estilo de vida norteamericano, hablo de un desarrollo sano, con mejores condiciones de vida y respeto por el ambiente. Queremos una sociedad justa, queremos un sistema de salud solidario, queremos confiar en nuestros dirigentes, queremos más y mejores empleos, queremos distribución equitativa del ingreso. Ése, señores, es el Chile que queremos.

Para lograrlo necesitamos motores, personas que se atrevan, y que actúen influidos por la cultura del emprendimiento, con una nueva mentalidad, una nueva visión. ¿Cómo conseguir futuras generaciones distintas si nuestros hijos son hijos de los mismos de siempre? Si, además, los educadores de nuestros hijos son los mismos de siempre, y los dirigentes son los mismos de siempre. Chile clama por visionarios. Chile está pidiendo a gritos nuevos profesionales, nuevos dirigentes y nuevos educadores. Si otros lo han logrado ¿por qué nosotros no? Si otros tienen salud buena e igualitaria, si otros tienen distribución del ingreso más justa, si otros tienen mejores educadores… Hace más de veinte años un hombre clamó por una oportunidad para América Latina, lo hizo de blanco en una ceremonia inolvidable. Lo hizo por amor, para que todas las estirpes condenadas a cien años de soledad tuviesen una segunda oportunidad sobre la tierra.

La nueva pregunta que surge es ¿cómo lo logramos? La respuesta es simple: educando. Necesitamos educar diferente. Necesitamos proporcionarle a la gente las herramientas para pensar diferente, que puedan ampliar su mirada, atarle a todos alitas de plata y que vuelen. Necesitamos gente que crea, que se la juegue y que eduque diferente. Que entienda que lo que requerimos no son meros especialistas, sino personas, visionarias e integrales que nos ayuden a levantar la bandera del desarrollo. Chile necesita formadores.

Nuestro país está cambiando. Si soñamos que mañana llegue a ser diferente tenemos que trabajar. Así conseguiremos que pronto nuestra nación viva verdaderamente la democracia, donde el poder se traslade desde los nichos de riqueza del país a las urnas, a las papeletas de votación. Un cientista manifestaba, hace poco, que el poder de un pueblo radica en su capacidad de protestar, de movilizarse. La opinión de un pueblo, manifestada, generará una revolución que hará cambiar las cosas. Para que un pueblo tenga conciencia de su poder, debe ser educado. El voto a conciencia y la conciencia de que el pueblo tiene la facultad de cambiar las cosas y decidir sobre su futuro es lo que potencia el cambio, el bienestar y el desarrollo de una nación. Formemos a nuestra gente, cambiemos su modo de pensar, ampliemos su perspectiva; eduquemos a nuestra gente.

Nos hacen falta héroes visionarios como los de antaño. Gente con amplitud de mira. Nos hacen falta Pedros que no vean un valle sino una ciudad. Nos hacen falta Manueles que crean en una patria nueva y no le teman a Marcó del Pont. Nos hacen falta Nicanores que creen nuevos estilos de poesía. Nos hacen falta Galileos que afirmen sus teorías y no le teman a la hoguera. Nos hacen falta Simones que crean en una sola nación, fuerte, diversa y unida. Nos hacen falta Ernestos, que luchen por la igualdad y los derechos de los desvalidos. Nos hace falta leer de Jesús, para vivir amando a todo y a todos. Nos hacen falta visionarios como Neruda, que crean en sus sueños y traspasen fronteras.

Necesitamos gente que mire más allá de lo que ve, necesitamos gente que se atreva, necesitamos gente sin miedo al cambio. Necesitamos visionarios. Necesitamos formadores. Necesitamos emprendedores.

Muchas gracias por creer que se puede. Muchas gracias Emprendo.