Anteayer, invitada por mi padre, asistí a una charla que el Colegio de Ingenieros de Chile ofreció en el auditorium principal de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, en el marco de la celebración de los cincuenta años de la institución. La charla se titulaba "Estrategias ontológicas para el cambio de las personas" y el relator era Ziley Mora Penrose, filósofo, etnógrafo, educador, escritor y consultor en procesos humanos; que actualmente ejerce como profesor en la Universidad del Bio-bio.
La charla intentaba responder varios issues del quehacer cotidiano de los trabajadores; cómo vulnerar las resitencias a los cambios de las personas, analizando cómo producir el giro mental que permita tener una nueva mirada y comprensión de las cosas logrando un verdadero cambio actitudinal.
Dado que el expositor era etnógrafo, la charla estavo matizada con conocimientos acerca de diferentes etnias que el profesor había tenido la oportunidad de conocer (chilenas y mexicanas, principalmente) y que, por supuesto, había exprimido, absorbiendo tanto conocimiento de ellos como le había sido posible. Habló de varios temas, como en toda charla. El enfoque principal se orientaba a lograr el cambio de las personas; algo así como un listado de claves para el cambio.
i. La pasión, ingrediente clave en la reseta del éxito de cualquier trabajo. Fundamental para emprender un desafío, disfrutar el camino al logro y finiquitarlo exitosamente.
ii. Objetivos y metas claras, lo que constituye la principal motivación para alcanzar un logro. Se mencionaba la impotancia de perseguir un sueño claro, bien definido y ambicioso; esto último como clave de motivación, para alcanzar metas y lograr cambios en las personas.
iii. Vivir cada día como el último. Se sugería mirar la propia vida desde el ataúd (para ver si uno estaba conforme con su paso por la tierra) y no desperdiciar ni un momento en pensamientos y sentimientos irrelevantes.
iv. ¿Cómo hacer relevante algo a alguien? Cada uno hace sólo lo que le parece significativo y relevante.
v. Somos el cuento que nos contamos. Se discutía la importancia de la identidad para el ser humano. Aprendí que lo que más nos afecta no son nuestras malas experiencias sino como nos las contamos a nosotros mismos. Si García Márquez conociera la vida de cualquiera de nosotros, de seguro escribiría una obra maestra de nuestras experiencias.
vi. No es como yo lo diga, sino como el otro lo escuche. No cambiamos porque no logramos escucharnos, ni a nosotros mismos ni a los demás. Muchas de nuestras enfermedades son causa de las malas palabras que nos decimos; para recuperarnos sólo necesitamos oir buenas palabras.
Para mí, la clave de cambio es conocer a Jesús de verdad. Él es la fuente de la verdadera vida. Con Él y las estrategias mencionadas debería conseguir, instantáneamente, un profundo cambio en mi modo de proceder, o no?
Confundida,
Carla.