[Adidas tiene razón: impossible is nothing. Sobretodo con el poder del Magnífico.]
Hay algo que tengo que compartirles (entre tantas cosas que tengo que compartirles). Es algo que he aprendido a lo largo de mi ni-muy-larga ni-muy-corta vida. Y es el hecho de que para lograr grandes cosas hay que soñar grandes cosas.
Aunque siempre he anhelado cosas grandes, muchas de las grandes decisiones en mi vida las he tomado pensando realista, apegada a la seguridad, al plan B. No más. Los grandes logros (y cambios) nacieron como grandes sueños. Soñar moderado trae logros moderados. Hay que soñar en grande, saltar al vacío y jugársela por los grandes sueños. Hay que trabajar en temas relevantes para impactar en grande. Hay que anhelar grandes cambios para lograr reformas radicales. Nada es imposible. Siempre se puede, es cosa de voluntad. Por eso, hay que dejar de soñar seguro y empezar a tomar riesgos porque esos riesgos valen la pena...
…y si al final no se logra nada, pues, qué más da, qué mejor inversión que dar la vida por los sueños del corazón.
Sueñen en grande.
Carla.