martes, 23 de diciembre de 2008

El nuevo líder...

Este año me alejé de la política universitaria y de la política en general...lo hice pues me decepcioné profundamente. Fue un proceso paulatino, pero caló hondo. Aún no me re-encanto, y creo que para eso falta mucho aún.

Anulé mi voto en las últimas municipales...nadie merecía mi apoyo, pues son todos los mismos de siempre! -Pastelero a tus pasteles- dicen por ahí, y sin embargo cualquiera cree que puede venir y hacer política. No, creo que es tiempo de renovarnos, tiempo de cambiar de rumbo. La verdad es que siento que no cualquiera está preparado para dirigir, gobernar, hacer política…creo que para que nuestro país surja, los “gobernantes” deben tener cierto grado de ilustración, conocimiento adquirido vía estudios, o bien, mediante una vasta experiencia en dirección o administración.


¿La política de hoy en Chile? Más de lo mismo...en buen chileno "ni un brillo". No hay motivación, no hay esperanza, no hay fe, no hay confianza...no hay ganas de participar. Existe una profunda desilusión en el pueblo...ya nadie cree en el políticos, porque ninguno ha sido capaz de cumplir sus promesas (a veces no por voluntad propia, sino por causa del sistema). Ninguno ha sido capaz de enamorar al pueblo y hacerlo confiar nuevamente. Es parecido al drama de los cristianos…si fuésemos como Jesús, realmente, tal vez todos querrían convertirse al cristianismo y adoptar este estilo de vida, pero tenemos tantas pifias…asimismo sucedería con políticos creíbles y correctos 100%, si existieran, tal vez volveríamos a confiar en la política.

Para mí la política no debe ser la materialización del poder, la política es algo serio, es la voluntad y la confianza del pueblo; es la esperanza de muchos...el arte de gobernar para el pueblo (en democracia). Pero se ha desvirtuado…la gente no quiere gobernar por amor al pueblo; quiere gobernar por ambición de poder.

La necesidad imperante en nuestra querida patria, señores, es cambiar el modelo económico que rige nuestro país. Es instaurar un modelo más justo y solidario...¿por qué encerrarnos en nuestras cuatro paredes y no mirar más allá? ¿por qué el afán de mejorar lo que ya existe si está comprobado que no resulta? Miremos más allá…atrevámonos a cambiar. Desechemos este modelo imperialista y fijémonos en uno que prometa, por lo menos, una mejor calidad de vida a toda nuestra población (no tan sólo a una parte). Optemos por una mejor distribución del ingreso, educación y salud para todos, etc. Existe, es posible, se puede lograr…¿quién dice que no? ¿Estados Unidos? ¿Bush?

Pero, ¿cómo lo logramos? ¿cómo despojarnos de un maldito modelo egoísta instaurado por el hermano mayor, USA?

Chile necesita un nuevo líder, uno que encienda al pueblo, uno capaz de mover multitudes y entusiasmar a la masa; uno que, lejos de ser un animador de tv, sea la esperanza de un cambio, la apertura hacia una nueva forma de hacer política. El problema de la democracia actual es que no es una democracia. El gobierno democrático es el gobierno del pueblo, el pueblo decide y exige lo que necesita...no debe ser el pueblo quien tema a la autoridad, la autoridad es quien teme al pueblo, y le obedece, pues es autoridad exclusivamente por decisión del pueblo. Entonces ése nuevo líder que encantará a la multitud será la encarnación de la nueva política; será él quien re-encante a la gente, será él quién les vuelva a alojar esperanzas en la política. Sus palabras serán verídicas y en ése nuevo líder pondremos nuestras esperanzas de cambio, de veracidad, de justicia, de igualdad.

Éste nuevo líder debe ser capaz de despertar las ansias dormidas de participación de la gente. Representará a la mayoría y les hará volver a confiar, volver a creer, volver a soñar...será el Obama-chilensis. Respresentará una nueva forma de hacer política, una verdaderamente participativa, que represente al pueblo, y que encarne su voluntad. Para que vivamos una democracia nítida, palpable, al alcance de “una necesidad”.

Siento ansias de volverme a enamorar, de volver a sentir ésa pasión por la política que carcomía mis entrañas. Tarde o temprano ése nuevo líder surgirá en nuestra patria, y espero estar viva para disfrutarle. Por el momento confío en Obama...él es la encarnación del nuevo líder estadounidense, representa la página en blanco (¿o en negro?), la nueva era, el nuevo mundo...la unión racial, la igualdad. Hay muchas esperanzas en ése hombre, las fuerzas de miles las carga en su espalda, es la materialización del sueño de Martin Luther King y la esperanza de los que aún tienen fe en las capacidades de la raza humana…de los que aún creemos en la bondad de los hombres.

Humilde opinión mía,


Carla.